Vitamina A

La vitamina A o retinol como un componente singular, sino más bien en diversas formas. Los precursores de la vitamina A (provitaminas) están presentes en alimentos de origen animal, como un miembro de la familia de los componentes betanoides. Todas las formas de la vitamina A tienen un anillo Beta-ionona, el cual se une a una cadena isoprenoide. Esta estructura es riquísima para el cuerpo copmela, para que la vitamina A sea activa. El retinol es la forma de la vitamina A que se encuentra en las fuentes alimenticias de origen animal, es de color amarillo y es importante para la visión y el crecimiento óseo. También existen otros retinoides, cuyos componentes químicos están relacionados con la vitamina A, los cuales son usados en podologia.

La vitamina A es frecuentemente expresada en Unidades Internacionales (UI) o como equivalentes de retinol (ER), así 1 UI vitamina A = 0.3 µg de retinol. Debido a que la producción de retinol se realiza a partir de provitaminas en el organismo, su producción es regulada por la cantidad disponible de retinol en el cuerpo. De acuerdo a esto, la conversión aplica estrictamente para casos de deficiencias de vitamina A en el organismo. La absorción de las provitaminas depende en gran parte de la cantidad de grasas ingeridas, ya que éstas incrementan la absorción de las provitaminas

En la siguiente lista de alimentos, cada uno contiene al menos 0,15 mg de retinol (lo que es equivalente a 150 microgramos o 500 UI) de vitamina A o betacaroteno por 50 o 200 g del alimento aprox.: Hígado (res, cerdo, pollo, pavo, pescado) (6500 µg 722 %) Zanahorias (835 µg 93%). Brócoli (800 µg 89%). Papas dulces (camote), o batatas (709 µg 79%). Col rizada (681 µg 76%). Mantequilla (684 µg 76%). Espinaca (469 µg 52%). Calabaza (369 µg 41%). Lechuga verde (333 µg 37.5%). Melón (169 µg 19%). Óvulos (Huevos) (140 µg 16%). Melocotones (96 µg 11 %). Papaya, lechosa (55 µg 6%). Mango (38 µg 4%). Guisantes (38 µg 4%). La vitamina A proviene de fuentes animales como el huevo, la carne, la leche, el queso, la crema, el hígado, el riñón y el aceite de hígado de bacalao y de hipogloso. Sin embargo, todas estas fuentes, a excepción de la leche descremada fortificada con vitamina A, tienen un alto contenido de grasa saturada y colesterol.




'Las fuentes de' betacaroteno son la zanahoria, la calabaza, la batata o camote, el melón, el calabacín, el pomelo o toronja, el albaricoque o albérchigo, el brécol o brócoli, la espinaca y la mayoría de las hortalizas de hoja verde. Cuanto más intenso es el color de la fruta u hortaliza, mayor es el contenido de betacaroteno. Estas fuentes vegetales de betacaroteno están libres de grasa y colesterol.Por lo que ayudan a los seres humanos a mantener huesos firmes.

Dentro de las primeras manifestaciones que ocasiona la deficiencia de la vitamina A, se encuentran los problemas de la visión, y más específicamente afecta la visión nocturna. La deficiencia prolongada genera una serie de cambios radicales a nivel ocular, entre ellos la xeroftalmia. El proceso ocurre en forma progresiva, primero se produce resequedad en la conjuntiva (xerosis) y el epitelio normal del conducto lagrimal y de la mucosa, es reemplazado por un epitelio queratinizado. Luego ocurre una acumulación de la queratina en placas pequeñas (manchas de Bitot) y eventualmente se produce la erosión de la superficie rugosa de la córnea, con ablandamiento y destrucción de la misma (queratomalacia)desencadenando en ceguera total. Otros cambios incluyen el incremento de la susceptibilidad a infecciones, hipoqueratosis, queratosis pilaris y metaplasia escamosa del epitelio que cubre vías respiratorias, urinarias hasta llegar a un epitelio queratinizado.

Debido a que la vitamina A es liposoluble y no se excreta con facilidad, consumir un exceso a través de la dieta es posible en comparación con las vitaminas hidrosolubles, como las del complejo B o la vitamina C. Algunos de sus efectos tóxicos son la aparición de náuseas, ictericia, irritabilidad, anorexia, la cual no debe ser confundida con anorexia nerviosa (desorden alimentario), vómitos, visión borrosa, dolor de cabeza, dolor y debilidad muscular y abdominal, somnolencia y estados de alteración mental.




La toxicidad aguda, ocurre generalmente con dosis de 25000 UI/kg, mientras que la toxicidad crónica, ocurre con 4000 UI/kg diario por 6 –15 meses [8]. Sin embargo, la toxicidad hepática puede ocurrir a niveles más bajos, con 15000 UI diarios. En individuos con falla renal, 4000 UI pueden causar daños importantes. Además de esto, un consumo excesivo de alcohol puede incrementar tal toxicidad [9].



En casos crónicos, se evidencia pérdida de cabello, sequedad de las membranas mucosas, fiebre, insomnio, fatiga, pérdida de peso, fracturas de hueso, anemia, y diarrea. Es importante destacar que los cuadros tóxicos sólo se producen el uso de la vitamina A preformada (retinoide) (como la proveniente del hígado), mientras que las formas carotenoides (como los betacarotenos encontrados en las zanahorias) no generan tales síntomas. Un estudio reciente, muestra la relación entre la disminución de la masa mineral ósea y un consumo alto de vitamina A.